EL EDUCADOR Y LOS PROBLEMAS ADOLESCENTES
Entre los más jóvenes existe una insuficiente, errónea y sesgada información sobre la sexualidad, focalizando la atención hacia la genitalidad exclusivamente, restringiendo y empobreciendo, de esta manera, la potencialidad de una vida sexual placentera.
Esta escasa e incorrecta información sexual, junto al carácter temerario que acompaña al adolescente, hace que no prevean especialmente los conflictos y peligros que se pueden derivar de un mal uso de su sexualidad: embarazos no deseados, prácticas de riesgo, transmisión de enfermedades,... Esto hace especialmente relevante la urgencia de informar y formar sexualmente a los más jóvenes, si queremos que su formación sea realmente completa. Hacer hincapié no sólo en el aspecto conceptual de la sexualidad sino también en la actitudinal, rompiendo con tabúes, prejuicios e ideas erróneas que rodean a la sexualidad de los más jóvenes,... en definitiva, cultivar la sexualidad hacia el respeto por lo qué es y cómo es uno/a mismo/a y hacia los otros/as, así como la promoción de todas sus potencialidades.
Los cambios fisiológicos de la pubertad condicionan la sexualidad y la figura corporal. Se produce un cambio cualitativo en la sexualidad que va acompañada de la definición de la orientación del deseo y un mayor interés por las conductas sexuales. Se establece una dinámica diferente determinada por el deseo sexual, la atracción y la capacidad de enamorarse. La sexualidad se convierte en un interés fundamental que despierta el deseo, la fantasía y las conductas intepersonales.
Durante este largo camino hacia la edad adulta, es necesario que el adolescente sepa y reciba una formación global de su sexualidad que debería iniciarse en etapas anteriores del desarrollo, respondiendo paulatinamente a la curiosidad progresiva que en torno a este ámbito se va despertando en el niño.
En la adolescencia ya sería interesante incidir en:
1º La práctica de una sexualidad sana con el uso de métodos anticonceptivos absteniéndose de iniciarse en estas lides si a uno no le apetece tener relaciones sexuales hasta más adelante y privarse de mantener ninguna práctica de riesgo cuando no exista un método de protección (de barrera) que prevenga la transmisión de cualquier infección.
2º Que la sexualidad es un juego, con sus propias reglas que deben ser aceptadas y respetadas por todos antes de ponerse a jugar. Tenemos una responsabilidad hacia nosotros mismos y ante todos aquellos que comparten con nosotros esta área de nuestra vida íntima.
3º Abrirles horizontes. La riqueza de la sexualidad conlleva un aprendizaje de todas las posibilidades que encierra el cuerpo y no se ciñe exclusivamente a la penetración que, en este caso, sería una más de las prácticas de sexo posibles.
EL HECHO SEXUAL HUMANO
El «Hecho Sexual Humano» o el «Hecho de los Sexos», es un modelo sexológico propuesto por Efigenio Amezúa, director del Instituto de Sexología de Madrid (IN.CI.SEX.). Es el hecho de la realidad sexual humana, como seres sexuados que somos. Este nuevo paradigma surge de teorías e investigaciones, resultado del trabajo de numerosos autores de nuestro siglo. Autores, que han tratado de perfilar, de renovar un modelo anterior androcéntrico, es decir, que tenía como referencia al sexo masculino, y un modelo reproductor y genitalizado, que daba excesiva importancia a la genitalidad y a la reproducción, como únicas funciones de la sexualidad, olvidando las otras existentes. Hablamos, por tanto, del «Hecho de los Sexos», porque nos referimos a los múltiples sexos con los que nos podemos encontrar: masculino, femenino, y todos aquellos estados intersexuales que surgen de los diferentes «modos» del proceso de sexuación bio-fisiológico.Sexos, que surgen de diferentes procesos de sexuación, tal y como veremos, no sólo a nivel bio-fisiológico, sino también psicológico, social, relacional, de expresión. Cada persona es un ser sexuado, cada uno con sus modos, matices y peculiaridades. No solamente somos diferentes en cuanto a nuestro proceso de sexuación, sino en cuanto a nuestra sexualidad, nuestro proceso de sexualización, es decir, las vivencias que tenemos como seres sexuados, las vivencias sexuales, y a la forma en cómo la expresamos a través de la erótica, es decir, las diferentes conductas sexuales que realizamos, ya sea en nuestra fantasía o en la realidad. Estas diferencias, tal y como se reflejan en el cuadro que exponemos a continuación, hacen que podamos hablar de dimorfismo en el desarrollo sexual, de diferenciación de género, de identidad sexual. De todas estas cuestiones y muchas más que nos preocupan como educadores/as en el campo de la Educación Afectivo-Sexual.
Explicar el «Hecho Sexual Humano» no deja de ser complejo y difícil por todo lo que encierra este paradigma, al fin y al cabo, es explicar el hecho de nuestra existencia como seres sexuados.
1. EL SEXO
El sexo o proceso de sexuación no puede ser explicado con un solo concepto, porque implica el proceso a través del cual uno se diferencia en uno u otro sexo y posteriormente toma conciencia de su diferenciación como ser sexuado.
Es un proceso compuesto por una serie de pasos concatenados que se producirán a través de diferentes niveles. Es aquello que nos diferencia, en cuanto a los «modos», a los hombres, a las mujeres y a los demás estados intersexuales (casos de hermafroditismo, distintos síndromes...), en cuanto a los «matices» nos diferenciamos en heterosexuales y homosexuales (aquí podríamos hablar de diferentes grados entre ambos extremos, y quizá incluso de bisexualidad), y las «peculiaridades» propias de cada persona, de cada ser, lo que dará una significación autobiográfica e irrepetible al hecho.
Diversos autores como Money, Hampson y Hampson, acuñaron en 1.955 la fórmula de los siete sexos:
1) El patrón de sexo cromatínico,
2) El sexo gonadal morfológico,
3) El sexo hormonal,
4) El sexo morfológico genital externo,
5) El sexo de las estructuras reproductoras internas,
6) El sexo de asignación en el nacimiento y
7) El sexo psicológico o rol genérico.
Nosotros hablaremos de estos procesos al que añadiremos la diferenciación sexual cerebral que va a ser determinante en la diferenciación prenatal y también en la pubertad.
2. LA SEXUALIDAD
La sexualidad ha de ser entendida como el resultado vivencial del proceso de sexuación. Es la realidad sexual humana (el «Hecho Sexual Humano») en cuanto vivida por el sujeto sexuado.
La sexualidad, es por tanto, una dimensión de nosotros/as mismos/as como seres sexuados, que no podemos reducir a la función reproductora, ni a la erótica o conductas sexuales, sino que está presente en nuestras vidas en todo momento, en toda relación que tengamos, sea con cariz sexual o no.
La sexualidad humana, como vivencia, tiene numerosas funciones: de comunicación, de ternura, de expresión de sentimientos, de deseos, emociones, fantasías, caricias, es lúdica, placentera, orgásmica y si se desea reproductora. Estas funciones relacionales, determinan la forma en que vivimos nuestra realidad sexuada, y ello se manifiesta en la forma en que nos relacionamos con nosotros/as mismos/as y con los demás. Tiene mucho que ver con la aceptación de nuestra propia sexualidad, de nuestra propia imagen corporal, de nuestros deseos, sentimientos, de nuestra identidad sexual como hombres, como mujeres o como algún otro estado intersexual, de la forma en que nos relacionamos con los demás, ya sea como homo o heterosexuales. Estas vivencias como seres sexuados, se expresarán a través de unas conductas, unos gestos, unas fantasías, que determinarán nuestra erótica, nuestras conductas erótico-amatorias.
La sexualidad es un modo, una manera, una forma de ser, de vivir en masculino o en femenino, es una categoría básica del existir humano, pero no se reduce solamente a unas conductas sexuales, sino que está integrada de forma global en todo nuestra existencia, y determinará la forma en que nos relacionamos. No podemos, por tanto, ni negarla, ni reprimirla, ni rechazarla, ni culpabilizarla.
La sexualidad es, en definitiva, una parte de la necesidad que como seres humanos tenemos de establecer relaciones a través de las cuáles nos vivimos. También, forma parte de la necesidad de amor y afecto. Cada persona vive su sexualidad de forma diferente, con sus modos, matices y peculiaridades, cada uno con su propia biografía, sus necesidades, su historia (ver cuadro H.S.H.).
La sexualidad ha de constituir una dimensión global, que implique al ser humano en toda su totalidad, es decir, no vamos a centrar nuestra sexualidad en la genitalidad, como tampoco vamos a centrar la Educación Afectivo-Sexual en la prevención de riesgos asociados a esa genitalidad (embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, SIDA), puesto que abarca todo nuestro cuerpo, todo nuestro ser, toda nuestra vida.
La sexualidad también es salud, por tanto debemos formar a los/as niños/as y adolescentes para que vivan su sexualidad de forma sana y saludable, tanto física como emocionalmente. Ello pasa porque adquieran determinadas habilidades sociales, actitudes, que lleven a cabo ciertos comportamientos o conductas erótico-sexuales que no comporten riesgos para su salud, y que accedan y vivan su sexualidad siendo conscientes, estando seguros de los pasos que pretenden dar en cada momento.
La sexualidad se manifiesta, se vive a través de todos nuestros poros, de todo nuestro cuerpo, en tanto que nos comportamos como seres sexuados desde el momento en que nacemos. Y lo mismo ocurre con el momento evolutivo en que vivimos, puesto que no vivimos nuestra sexualidad de la misma manera cuando somos niños/as que cuando somos jóvenes, adultos o viejos, pero no por ello hemos de negar que existe la sexualidad a lo largo de toda la vida. La capacidad de sentir, de vivir, expresarse, comunicarse, obtener placer, tiene poco que ver con la edad, aunque si bien en cada edad se expresa de manera particular, al igual que cada persona lo hace de forma diferente.
3. LA ERÓTICA
La erótica es el lenguaje concreto de la sexualidad. Es la forma de expresión por la que los sexos (hombres, mujeres, estados intersexuales) se comunican, se expresan, comparten, conviven, ya sea de forma real, a través de las conductas erótico-amatorias, los gestos, o vía fantasía.
La erótica-amatoria necesita ser cultivada, favorecida, y ese cultivo es lo que hace que el modo de vivir en masculino y en femenino, y el modo de expresarse como tal, sean humanamente ricos.
No debemos empeñarnos en limitar nuestra erótica a la genitalización y al coito, dejando de lado otras variedades que repercutirán en una mayor satisfacción de las relaciones sexuales, de la relación con nuestra pareja, y que tiene repercusiones positivas en nuestra autoestima, autoconcepto, en nuestra vivencia como seres sexuados, como personas.
Desde nuestra labor educativa, debemos promover una erótica global que favorezca la madurez de la persona sexuada, que abarque todo la superficie corporal, y que no centre el placer en los genitales, ni en el coito, sino que todos los sentidos participen, todo el cuerpo en su extensión. Sólo así descubriremos la gran riqueza de la erótica-amatoria, manifestada a través de todo nuestro cuerpo y de toda nuestra imaginación.
Cuando hablamos de erótica no nos referimos exclusivamente a las relaciones heteroeróticas, sino que se incluyen aquellas que muchas veces son consideradas minoritarias, incluso anómalas, es decir, conductas homoeróticas, bieróticas, y aquellas otras que muchos consideran patológicas, las llamadas parafilias (sadismo, masoquismo, zoofilia, necrofilia...).
La erótica según los «modos», se expresa en masculino o femenino, según los «matices», en conductas homoeróticas, heteroeróticas y bieróticas, y en cuanto a las «peculiaridades», a aquellas múltiples formas de expresión, como el sadismo, masoquismo, fetichismo, voyeurismo... No debemos olvidar, que en la erótica-amatoria, tan importantes son las expresiones vía gesto como vía fantasía, por lo que, una misma persona en su fantasía puede expresarse de mil formas diferentes, quizá hasta inimaginables para ella por la vía gesto. Aunque también es cierto que estas fantasías son llevadas a la vía gestual en muchos casos. Con esto queremos decir, que la erótica es un mundo de expresión prácticamente ilimitado y rico, aunque muchas veces nos empeñamos en reducirla a conductas genitales-coitales, sin ir más allá. Sin embargo, existen otras formas de expresión: caricias, masajes, besos, lamidos, en relaciones tanto con personas de nuestro sexo, como con personas de otro sexo, o con más de una persona. Es cada persona la que ha de poner sus propios límites. Son sus propios fantasmas los que le permitirán saber hasta dónde llegar. Nosotros/as desde aquí promovemos que sea una erótica global, que abarque todo el cuerpo de las personas, siendo una forma mucho más rica de expresar nuestra sexualidad.
Las hormonas son responsables del dimorfismo sexual en la estructura del cuerpo y sus órganos, ejerciendo efectos activadores y organizadores, y todo esto influye en la conducta de la persona, más allá del hecho de tener un físico de varón o mujer que también ejerce un poderoso efecto, porque las hormonas no sólo nos dan un cuerpo, sino que también afectan a la conducta mediante su interacción con el sistema nervioso.
El ovario y el testículo, aparte de su papel primordial como formadores de gametos, son también glándulas endocrinas cuya función es la formación de unas hormonas llamadas hormonas sexuales, estas hormonas son desde el punto de vista químico esteroides, intervienen en la determinación de las características sexuales tanto las ligadas a la reproducción como con los caracteres sexuales secundarios.
Distinguiremos entre las hormonas que se forman en los testículos y las que tienen su origen en los ovarios:
LOS TESTÍCULOS
En los testículos, las hormonas se denominan andrógenos, y se originan principalmente a partir de la colesterina de la sangre, la principal es la testosterona, hormona que por una parte es la responsable de la movilidad y de la supervivencia de los espermatozoides, y por otra, de la aparición en la pubertad de una gran cantidad de características masculinas secundarias; son las células de Leydig las encargadas de producir y secretar esta hormona y a la vez esta producción está regulada por una hormona de la hipófisis anterior, es la hormona estimulante de las células intersticiales (ICSH) y también interviene la hormona luteneizante (LH).
LOS OVARIOS
Estas dos gónadas femeninas también producen gametos maduros-óvulos- y hormonas. Las actividades hormonales de los ovarios son más complejas que las de los testículos, la producción de hormonas ováricas se realiza en ciclos cuya duración varía según la especie, por ejemplo, en las mujeres el ciclo dura como media cuatro semanas y en cambio en las ratas son de cuatro días.
El ovario produce dos tipos fundamentales de hormonas: los estrógenos y los progestágenos, la producción ovárica de estas hormonas, esta bajo el control de dos hormonas de la hipófisis anterior, la hormona folículo estimulante (FSH) y la hormona luteneizante (LH), la hormona luteneizante es igual a la hormona estimulante de las células intersticiales que se halla en los machos.
En el inicio de la pubertad, las gónadas reciben la estimulación para producir hormonas, las cuales a su vez causan la maduración sexual, y el inicio de la pubertad tiene lugar cuando las células del hipotálamo segregan hormonas liberadoras de gonadotropinas (GnRH), que estimulan la producción y liberación de las hormonas gonadotropas, que son la folículo-estimulante y la luteneizante, en respuesta a estas hormonas, las gónadas segregan hormonas esteroides sexuales, los ovarios producen estradiol, los testículos producen especialmente testosterona; ambos tipos de glándulas producen también una pequeña cantidad de las hormonas del otro sexo.
Vamos a ver algunos de los efectos que sobre el cuerpo tienen estas hormonas:
- Tanto el estradiol como la testosterona inician el cierre de la epífisis, que es la zona de crecimiento de los huesos, y por tanto detienen el crecimiento de los huesos.
- El estradiol también provoca el desarrollo del pecho, el crecimiento de la mucosa uterina, cambios en la deposición de grasa corporal y maduración de los genitales.
- La testosterona estimula el crecimiento del pelo facial, axilar y púbico, hace que la voz se vuelva grave, estimula el desarrollo muscular y ocasiona el crecimiento de los genitales, esto ultimo excluye dos características secundarias femeninas: el pelo axilar y el púbico, porque no se deben a los estrógenos, sino al androstenedión.
La bipotencialidad de muchos de los caracteres sexuales secundarios se mantiene a lo largo de la vida, por ejemplo si un hombre es tratado con un estrógeno, se le desarrollarán los pechos y su vello facial se volverá más suave y fino, sin embargo su voz seguiría siendo grave, porque eso sería permanente; y a una mujer que se le administren andrógenos desarrollara barba y su voz se volverá mas grave.
Esto dará como resultado a determinados síndromes producidos por la alteración de los niveles hormonales, entre los más conocidos se encuentran:
SÍNDROME DE FEMINIZACIÓN TESTICULAR
También conocido como el síndrome de insensibilización a los andrógenos, son individuos genotípicamente varones (46 XY), con testículos y secreción de andrógenos, pero que sin embargo en apariencia física (fenotípicamente), es una mujer, aunque sin vello púbico ni genitales internos femeninos, por lo que no serán fértiles. El sexo que se les asigna es el femenino. Las gónadas feminizan el cuerpo puesto que los niveles de estrógenos normales, también presentes en los hombres aunque en niveles menores que los andrógenos, realizan esta función. Esto no quiere decir que no segreguen testosterona, lo que ocurre es que las células receptoras son insensibles a ésta.
SÍNDROME ANDROGENITAL O HIPERPLASIA O HIPERPLASIA SUPRARRENAL CONGÉNITA
También se le conoce como pseudohermafroditismo puesto que presenta ambos sexos aparentemente, es decir, genitales externos masculinos y gónadas y hormonas sexuales femeninas. Son mujeres que durante el proceso de sexuación prenatal tienen ovarios normales pero en un momento del desarrollo la glándula adrenal, debido a un mal funcionamiento, produce pocos corticosteroides y un exceso de andrógenos en el cuerpo, con lo que la diferenciación se altera y el resultado es que los genitales externos, cuyo desarrollo como vimos es posterior al de los genitales internos, son en apariencia masculinos. Y por tanto cuando nacen son identificadas en sentido masculino.
Estas niñas, en su desarrollo postnatal, pueden manifestar características más propias de los roles masculinos. Estas características eran atribuidas al efecto masculinizante sobre el cerebro fetal.
2.2. Efectos activadores de las hormonas sexuales sobre la conducta
A pesar de que la mayoría de los experimentos y estudios en este campo se han hecho con animales, especialmente roedores, también disponemos de información sobre el comportamiento de las personas cuando sus niveles hormonales están alterados, porque como hemos visto al principio, en los humanos en general, la conducta sexual, se ve influida o afectada, pero no controlada por las hormonas, al contrario de lo que sucede con los demás animales, por ejemplo, la mayoría de las mujeres no muestran cambios marcados en su respuesta sexual durante el ciclo menstrual, con esto tampoco queremos anular completamente cierta influencia que si existe, porque en general es más probable que las mujeres, en el momento de la ovulación, tengan una mayor receptividad sexual, y esta diferencia por ejemplo no aparece en mujeres que toman la píldora, porque ésta impide la ovulación.Otro ejemplo lo vemos en que a mujeres que se les ha practicado una extirpación de sus ovarios, siguen demostrando interés sexual; la pérdida de estradiol, puede producir sequedad vaginal, y como consecuencia que el coito generalmente sea doloroso, pero este efecto sería indirecto sobre la conducta sexual.
En relación con los hombres y los niveles de testosterona, podemos empezar diciendo que en hombres sanos, entre los dieciocho y más o menos los sesenta años sus niveles de testosterona oscilan entre trescientos cincuenta mil nanogramos por cien mililitros de sangre, y las diferencias individuales que se observan parece que no influyen en la conducta sexual.
Existen tres posibles causas que pueden explicar que aparezcan niveles muy bajos de testosterona, más o menos por debajo de los cuatrocientos mil nanogramos y/o una escasa cantidad de espermatozoides:
- El hipotálamo puede suministrar cantidades muy bajas de la hormona liberadora de gonodatropina.
- La hipófisis puede ser que libere cantidades insuficientes de hormona luteneizante y de hormona estimulante del folículo.
- Por último, la dificultad puede encontrarse en los testículos que no producen cantidades suficientes de testosterona, a pesar de ser estimulados por cantidades suficientes de gonadotropinas hipofisiarias, en este caso el nivel de hormona luteneizante se sitúa por encima de la media, ya que ni la hipófisis ni el hipotálamo reciben suficiente retroalimentación negativa de testosterona; por eso, generalmente en hombres de más de sesenta años, el descenso en testosterona se acompaña de un aumento en hormona luteneizante.
El proceso de diferenciación biológico, influirá en los resultados del proceso de diferenciación sexual a otros niveles:
- Identidad sexual o identidad de género: la identificación de uno mismo como hombre o mujer.
- La conducta (roles) de género: los aspectos del comportamiento en los cuales hombres y mujeres son diferentes en cada cultura, sociedad y momento histórico.
- Orientación sexual: determina la elección de nuestro compañero sexual, que puede ser de nuestro mismo sexo (homosexual), del otro sexo (heterosexual) o compañeros de ambos sexos (bisexual).
- Las diferencias cognitivas y habilidades: diferentes entre hombres y mujeres, según estudios. De estas diferencias hablaremos a continuación cuando comentemos los mecanismos cerebrales que intervienen en el proceso de sexuación a nivel del sistema nervioso central.
Para terminar el tema de los efectos hormonales, hablaremos de una última cuestión: ¿qué ocurre después de la castración?: La disminución de la capacidad copulatoria varía considerablemente de unos individuos a otros, algunos hombres pierden la potencia inmediatamente, mientras que otros muestran una disminución lenta y gradual a lo largo de los años.
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